sábado, 13 de noviembre de 2010

Ensayo Histórico

Época Contemporánea, el inicio de la historia Mundial

Una era globalizada desde el punto de vista histórico.
Rodrigo Castillo
Estudiante de Pedagogía en Historia y Geografía.



La finalidad de este ensayo pretende establecer una dialogo desde el cual podamos diferenciar una época dentro de la historia mundial, que en este caso es la época contemporánea, adornada hoy en día por la globalización y la sociedad informacional[1].



Esta característica particular de la época contemporánea es la conexión comunicacional y económica de los continentes a través de la historia; cualidad que no se logra dentro de una línea temporal sino hasta el siglo XIX, cuando los sucesos de envergadura político – económica desafiaron las fronteras políticas, geográficas, e implicaron a todo el mundo.



¿Es la historia contemporánea aquella en la cuál los sucesos ocurridos en algún lugar determinado, repercuten en todos los puntos del planeta?, ¿O puede recibir otro nombre?



Hablar de época contemporánea en la historia mundial es para muchos historiadores, debatir acerca de donde termina (hablando desde una perspectiva temporal) lo moderno y comienza el avance de lo contemporáneo. Por otro lado, está la discrepancia sobre el titulo manifiesto sobre esta época. O si existe diferencia entre lo moderno y lo contemporáneo.



¿Dónde comienza lo contemporáneo? Podríamos indicar que hasta Tucidides hizo historia contemporánea, ya que no es algo nuevo “La historia contemporánea no es un genero nuevo: piénsese en Tucídides, en Tácito, y así hasta Voltaire”[2], lo contemporáneo es lo actual para cualquier historiador en su tiempo.



Aunque el termino con que se denomine definitivamente a esta época cercana a nosotros esté en discusión, el concepto “contemporáneo” puede ser ocupada con cierta tranquilidad, como lo explicitara Saitta en su obra Una crítica a la Historia Contemporánea, cuando sostiene que “Por ambiguo y provisorio que pueda ser el termino historia contemporánea, por lo menos es neutro y, por ahora, cuando comenzamos a salir de un largo periodo de transición, es mas prudente recurrir a una denominación neutra.”[3].



La historia contemporánea es aquella en la cual ocurren sucesos/procesos que logran alcance mundial; signo que sólo se dan en los últimos dos siglos de historia del mundo. “Hace unos doscientos años, hasta los acontecimientos mas trascendentales acaecidos en una parte del mundo tenían muy ligeras y lejanas repercusiones, si es que acaso producían algún efecto en otras partes de la tierra”[4]. La guerra de los cien años entre Inglaterra y Francia (1337) no trajo repercusiones sino a estos dos reinos y quizás a algunos otros que por razones territoriales pudieron verse implicados, pero no tuvo un alcance en todo el orbe.



La historia contemporánea contiene en ella el desafió de representar a todo el mundo, a todos sus habitantes y a todas las historicidades contenidas en ella, y no se basa en la historia de un continente exclusivamente, como se supone desde Europa y los países centrales que fueron dominando el tejemaneje del entramado económico. No podemos hablar de historia mundial y basarnos solo en Occidente. Tampoco se puede hacer historia desde las grandes naciones. La historia contemporánea debe cobijar bajo su alero a aquellas naciones que por el transcurso del tiempo han sufrido cambios profundos, pero que se conectan entre naciones, dejando de lado las fronteras que políticamente se han establecido.



Por tal razón, la historia de la época contemporánea debe encargarse de representar al conjunto de naciones del mundo, siendo esta, la tarea del historiador que hace su trabajo sobre estos tópicos. Es necesario escribir sobre los acontecimientos que lograron un énfasis mundial. No puede el historiador mundial, hacer revisiones de sucesos separados por naciones, juntarlos a manera de compendio y suponer que esa construcción enciclopedista es la historia mundial. Este aspecto positivista de la historia debe ser superado.



La historia contemporánea es aquella que logra alcance mundial, que traspasa fronteras, que no se limita a producir efectos locales sino que su alcance es a nivel macro, global. Ya los trastornos que sufre Europa, sobrepasan el pequeño continente, significan coletazos para todo el mundo. Pero no sólo eso: también genera vínculos, lenguajes y nuevos sueños en las “sociedades civiles” que se organizan y resisten los dispositivos hegemónicos que los constriñen.



En la época anterior a las Revoluciones de 1760 y 1789 en Europa, no existía una conexión tan fuerte. En el Viejo Continente ocurría algún trastorno de envergadura, pero no lograba tan fuertes repercusiones como en la época contemporánea. Thompson indica ala respecto que “Aun los trastornos mas notables de la historia europea carecían de significado para la historia de Australasia, lo tenían escaso para África o el continente asiático, y con frecuencia, solo era indirecto para la historia de Norte o Sur América”[5].



Esta particularidad propia de lo contemporáneo, solo se logra a partir del siglo XIX, que aunque antes pudieron ocurrir situaciones con consecuencias drásticas y de largo alcance como escribe David Thomson, “aun el efecto total de esos grandes sucesos no fue como para establecer una acción permanente y reciproca en el desarrollo de cada continente”[6].



Por tales razones me inclino a afirmar que la historia de la época contemporánea es necesariamente aquella que tiene una acción globalizadora, aquella que repercute en todo el mundo, sin importar el lugar donde haya ocurrido el suceso histórico. Al hablar de cuando comienza la época contemporánea debemos retroceder en el tiempo histórico, hasta el acontecimiento o conjunto de estos que hicieron eco en todo el mundo, dejando de lado aquellos que aunque tuvieron importancia, solo lo fueron para un nivel local.



La época contemporánea comienza cuando se conectan los continentes generando la interdependencia que define al mundo de hoy y ¿termina? Dejemos esa respuesta para otras líneas y reflexiones.
[1] M. Castells. La Era de la Información. Barcelona. 2003.
[2] A. Saitta. Una Crítica a la Historia Contemporánea. 1989. Fondo de Cultura Económica.
[3] Ibíd.
[4] Thomson. David. Historia mundial desde 1914 hasta 1950. P. 9. Fondo de Cultura Económica. México
[5] Thomson. Op. Cit. P. 9.
[6] Ibíd.

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